Atardecer en el norte del país. Estelí, Nicaragua

domingo, 27 de noviembre de 2011

HECHO DESDE DIFERENTES CASAS

Aunque tienen un año y medio con su propio negocio, Marcela Lagunas y Karen Ayesta han encontrado la manera de mostrar lo que ellas hacen y  otras mujeres realizan, a través del internet. Todos los productos realizados son “Hecho en Casas”.

Dos mujeres con más de una década de vivir en nuestro país, sintieron la inquietud de realizar trabajos,  comidas,  todo hecho en casas y por ellas mismas.  “Tenemos un año y medio de estar funcionando con la página web”. No obstante, la planificación ha llevado más tiempo. “La inquietud vienen de hace mucho tiempo. Mostramos lo que hacemos, también lo realizados por otras personas,  a través de publicaciones de fotos en la web”, relata Karen Ayesta, originaria de Canadá.

Primeros pasos

 “Hecho en Casas” nace con la idea de que el negocio en sí, sea todo en línea. “Primero contratamos a alguien para que nos diseñara la página. Y algunas lecciones para manejarla, porque, Karen es maestra en enseñanza del inglés para universidades, yo soy abogada, por lo tanto, no sabíamos cómo manejar una página web”, cuenta sus peripecias de cómo fueron los primeros pasos de su negocio Marcela Lagunas, nativa de México, pero vive en su Nicaragua adoptiva.

“Una vez hecha –la página web- empezamos a subir los catálogos y comenzamos a ofrecer nuestros productos”. El objetivo parecía sencillo, pero se trataba de trabajar mucho y conseguir a personas –colaboradoras-para tener más productos. “Y así, han surgido muchas personas que quieren que sus productos se vendan y se den a conocer. La página web era para eso, para darles oportunidad”, recuerda  Marcela.

Una empresa artesanal de comida y de arte

 “Hecho en Casas” está construido por variedad de productos y creaciones. “Tenemos bisuterías, galletas decoradas, pasteles, tarjetitas, velas decoradas y no está limitado a la lista que estamos haciendo, si alguien mañana se le ocurre algo particular también es bienvenido”, afirma Marcela Lagunas.
Todo el trabajo está hecho por mujeres unidas por afición o simplemente por interés y demostrar de lo que es capaz cada persona. “Cada quién tiene lo suyo, luego lo presentamos en la página. Cada persona tiene su especialidad y su tipo de crear las cosas. Si hay un hombre que haga algo similar también es invitado a incluirse a nuestro grupo”, manifiesta, Karen.

La primera prueba  en público de “Hechos en Casas” fue muy enriquecedora, pues lograron hacer una conexión con la gente increíble,  de esta manera comenzaron a hacer reconocidas públicamente. “Hubo un bazar navideño el año pasado organizado por un grupo de mujeres americanas, era para recaudar fondos, exclusivo para niños. Montamos nuestra presentación y tuvimos a 5 participantes –mujeres-  llamó mucho la atención, las galletas volaron (ríe), a partir de ahí la gente comenzó a conocernos y hacer pedidos”, recuerda Karen.

Marcela Lagunas aclara que fue efectivo ese día. “En nuestro stand  había muchas cosas, llamaba la atención, quedó bonito, por eso, se nos acercaba la gente. Fue algo bien positivo”.

¿Qué los distingue?

Éste negocio tiene algo curioso, las propietarias no tienen horario de oficina y no tienen un local o una tienda en donde puedan exponer sus delicias y sus productos materiales. Todo es hecho en diferentes casas. Entonces… ¿Dónde realizan su trabajo?

 “El trabajo de mercadear la página ella lo hace desde su casa y yo desde la mía. Contestamos los correos, lo pedidos, recetas y todo lo demás. Esa es la parte administrativa”, cuenta Marcela.
El nombre lo tiene bien claro todo es  hecho en casas, nada de local, ni empresa que contenga trabajadores en hornos o algo por el estilo. “El trabajo artesanal cada participante de “Hecho en Casas” lo hace desde su hogar. En cada casa alguien hace una cosa y luego, esto pasa como imagen para nuestra página web, que es donde se exponen nuestros productos”.

¿Cuál es la gastronomía utilizada? ¿Todo es nica? “Es muy variada. Si utilizamos productos de aquí. Por ejemplo, yo hago una cosa llamada “Quiche”, me han dicho que queda rico (ríe), pues yo lo hago, lo pongo ahí –página web-  y esperamos a quien le interese. No tenemos una gastronomía  definida, hay ingredientes mexicanos, nicaragüenses y  algunos más”, manifiesta Marcela Lagunas.

Entonces… ¿Cómo es el asunto para hacer un pedido? “Cuando yo hago algo que ya está listo, le tomo fotos y las incorporo en la página web. No necesariamente la persona va a comparar ese producto, desde luego se hace uno nuevo, y de acuerdo al pedido por supuesto”, agrega  Karen Ayesta.
No son 24 horas pero casi”

Cómo no hay horario de oficina, así que de todos lados y a cada momento se puede contestar una receta o un pedido. El control que le dan a sus redes sociales y pagina web para éste dúo de motivadoras está bien definido. “No son 24 horas pero casi (ríe), de donde esté y tenga conexión  abro mi computador, si alguien me comento sobre un pedido o una receta inmediatamente les respondo, sin importar la hora que sea.”   De esta manera, se ha propagado los números de clientes y es porque “Reciben una atención al momento”, aclara Marcela.
Un talento confortable

Todo el grupo de “Hecho en Casas” son personas que descubrieron su talento de acuerdo a lo que les gusta hacer, por lo tanto cada quien tiene su propio estilo. “Lo mío es la bisutería. Recuerdo cuando estaba en la universidad. Estudié en México, vivía recolectando aretes que hacían los artesanos en la calle; y ahora quién iba a decir que todo esto me iba a gustar e iba hacer de mi talento. Ya tengo 7 años de hacer esto y me encanta”, recuerda Karen.
En cambio Marcela tiene su propia perspectiva de describir su talento. “La mujeres llegamos aún momento en que nos sentimos más confortable y hacemos los que nos gusta. Y ahora, hemos tenido tiempo para dedicarle a las cosas que nos encanta que es hacer y crear cosas”.

“También tiene que ver la familia. Mi mamá siempre nos hizo la ropa y cocinaba. En mi casa jamás en la vida se compró una galleta todo era hecho en casas. Mis hermanas son creativas también hacen muchas cosas”, agrega Karen.
Principio: la parte dura de todo negocio

“Al principio obviamente al darnos a conocer no vendíamos mucho, ni la gente nos contactaba mucho, porque, los primeros pasos yo creo que son los más difíciles de cualquier negocio”.

Efectivamente, es difícil crecer en un negocio, pero con el tiempo se va edificando el futuro tanto del  negocio como el de la persona. De esta manera, la perseverancia es una de las principales cualidades de las propietarias, en ningún momento se atemorizaron a seguir a delante. “Llegamos a un momento que teníamos 4 meses y nadie comentaba ni compraba. Pero eso es cuestión de tiempo y de paciencia. Hay que esperar, porque el tiempo hace crecer las cosas”,

No se pusieron límites al comenzar en el mundo del negocio, se arriesgaron. Pensaron siempre en positivo, buscaron alternativas para llamar aún más la atención de clientes. “Comenzamos con la publicidad en la cartelera. Pero descubrimos y  no cabe duda, que la publicidad de Facebook es mejor. Es increíble, los fans que tenemos son clientes potenciales”, cuenta Marcela Lagunas.

“Me acuerdo cuando llegamos a los 15 “me gusta” hasta lo celebramos (ríe). Estábamos contentas, el número de personas estaba aumentando. Ganamos clientes fijos por medio de ésta red”, agrega Karen Ayesta.
La clave del éxito para este dúo de emprendedoras es conservar el entusiasmo.  Está claro que si uno tiene la fuerza y el interés de hacerlo lo logra. Pero se debe esperar para ver los frutos.

Ambas cuenta que es necesario realizar las ferias, de esta manera la gente las va conociendo, se dan  cuenta de la calidad de su producto, lo prueban, lo usan y se convencen.
Lo bonito de Hecho en Casas

“Son dos cosas. Primero, eventualmente esto sea algo más grande,  no es un trabajo de oficina, la conexión con los clientes y muchas personas nos contactan. Es un trabajo que lo hago en mi casa la mayoría del tiempo. Y no tengo un horario fijo. Segundo, la interacción con las personas en las ferias, vemos hacer nuestros frutos con nuestras propias manos”, manifiesta Marcela Lagunas.

Sin embargo, los beneficios son indiscutibles, hacen los que les gusta y las relaciones con las personas es satisfactoria y ver lo positivo que tiene el negocio es su pasatiempo.

¿Qué es lo que esperan de Hecho en Casas en unos dos años?
“Quiero verme en dos años con una cantidad enorme de participantes en la página web. También ver a todo el mundo comprar y hasta quizás tener un local”, anhela Karen.

“Más grande –muchas participantes-  con mayor movimiento de ventas. Una oficina en donde se atienda al cliente, puesto que pretendemos quedarnos con la tienda virtual”, desea Marcela Lagunas.
 La tarea es implementar e innovar cosas nuevas de calidad para mejorar el interés de los clientes y perfeccionar los productos que se van a realizar.

Esta experiencia, les demostró a estas empresarias que en Nicaragua si se puede lograr cualquier reto si se lleva perseverancia y dedicación por delante. No importa lo pequeño que  sea el negocio o los trabajadores, el compromiso es satisfacer y ayudar al desarrollo del país. Estas empresarias son el ejemplo vivo que, cuando expandes tus límites, expandes tu vida.

martes, 18 de octubre de 2011

La autora de mis días

Crecí bajo la sombra y cuido de una persona brillante de alma y corazón.
Hoy esta de cumpleaños mi madre que me ha cuidado 20 años y nueve meses.
Ser madre es un don, ser madre es ser fuerte y ser madre es una bendición.
Para mi madre ha sido la persona que me ha motivado a salir adelante en todo momento por eso le tengo un cariño enorme porque nunca tendré como pagarle en palabras todo lo que ha hecho por mí. Me ha enseñado como ser una persona valiente y tolerante para que en un futuro no me acobarde de nada.

Tu amistad, tus abrazos, tu sonrisa, tu cariño, tu paciencia, tus consejos, tu amor y todo lo bello que esta vida tiene usted me lo ha dado; yo sé que todas las madres son iguales, y todas son buenas en esta vida, pero para mi usted es  la mas buena de este mundo.

Usted es una mujer ejemplar, verdaderamente es una luchadora; ha sabido luchar conmigo, defenderme, enamorarme... Gracias por estar aquí. Ha sido una mujer con determinación y motivación, una mujer entregada a su familia, asu trabajo y a su adoración más grande su hijos.

A Usted la llevo en mis entrañas porque de ahí nací, crecí, me formé. Viví aquellas y muchas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad, y fraguaron mi vocación gracias a usted.

20 años cumplidos ha estado conmigo, en la enfermedad, en la armonía, en la alegría y en la tristeza...
Deseo que pase lo mejor en la vida, deseo verte a lado mio en mis logros y en mis problemas... Sería fantástico que tus años se reduzcan y los mios avanzaran para no quedarme inmovil al borde del camino.
Ha sido un ejemplo claro "Cuando expandes tus límites, expandes tu vida"
Hoy por ser el día de tus cumpleaños le digo de todo corazón que me ha hecho el joven más sencillo y fuerte, y le doy gracias por todo eso, porque, en un futuro seran mis herramientas más poderas ante mis problemas.

Quiero hacerle el más grande elogio que exista en el mundo, pero no hay uno más hermoso que decirle, Te Amo Madre Mia!!!
Aprendí con el correr del tiempo y en mis andanzas peligrosas de cada uno de sus consejos valorados en cada acto
de mis 20 años, no hay forma como agradecerle todo lo que ha hecho por mí, yo estoy aquí por usted... un gracias infinito por haber luchado por mi en cada acto y pensamiento.

Me he encontrado en momentos en que he pedido demasiado sin dar nada a cambio, y apesar de eso no me has castigado ni dejado de querer.

Gracias Mamá por pasar noches enteras orando y velando por mi cuando yo estaba en un problema o cuando estaba enfermo. Gracias Mamá por compartir todas mis alegrías y por ayudarme en mis tristezas.
Gracias mamá porque hiciste cumplir mi mayor deseo y quizás el sueño de mi vida, mi carrera en la universidad... porque sufriste día y noches enteras en hacer lo mejor para que yo pueda ser feliz.
Pasaría días y horas escribiendole por agradecerle desde el momento en que nací. Pero sé que mis labios no podrían nunca dejar de decir todo lo que siento por usted, todo lo que tengo que agradecerle; ni tampoco mi corazón dejaría jamás de quererle, porque el día que eso suceda entonces ya no latiría.
Mamá, gracias, sólo gracias y recuerda que te quiero y disfrutá al máximo este día que es el mejor porque es sólo tuyo, sólo tuyo mamá.


UN FELIZ CUMPLEAÑOS MAMÁ TE AMO MUCHO


Para: Esperanza Narváez Moreno
   Feliz cumpleaños mamá

Fraternamente Marvin Sánchez Narváez tu hijo que te quiere mucho

30 de Septiembre de 2011

Emoción y tragedia

Todos estábamos emocionados de estar en la ceremonia de nuestra promoción. Ya el sueño se había vuelto realidad, al fin salimos de secundaria a buscar nuestra vocación en la universidad.

Una vez que terminó el espectáculo; la entrega de diplomas y las decenas de fotos que nos tomamos como grupo. Nos preparábamos para la fiesta en la noche.

Desde luego no fuimos todos, únicamente el grupo que nos manteníamos juntos en el aula de clases –éramos como 7, cuatro mujeres y 3 varones- y que pensábamos pasarla bien. Todos listos y preparados para ir a la discoteca. Mi primo nos llevó en una camioneta de una cabina, yo iba adelante con dos amigas, el resto atrás y otros que se animaron iban de tras de nosotros en un taxi.

En carretera abierta íbamos a velocidad media. En eso aventajó una camioneta 4x4, grande como de unos ocho pasajeros, al parecer viajaba contra el tiempo. Luego de pasarnos, escuché a mi primo gritar desesperadamente – uy, uy, uy- de inmediato lo volví a ver –iba enviando un mensaje por celular- y luego las muchachas gritaban como que si estuvieran quemando.

En ese momento los segundos se hicieron horas o era parte de la mente y la tensión del instante que pasó todo lento. La camioneta perdió el control. Frenó que hasta quemó las llantas y se sintió el olor a neumático. Giró el timón a su izquierda, subiendo la llanta al bulevar, de inmediato lo giró a su derecha, perdiendo el control y acelerando más. Cruzó una acera alta, haciendo vibrar y elevar un poco la camioneta, al instante, estrellándose en un muro de estructura de hierro.

Primera vez en mi vida que había presenciado y seguido un choque tan de cerca. Nos estacionamos un poco adelante, y nos bajamos todos para auxiliar a los que iban a bordo. Se trataba de una pareja-novio y novia- y su chofer o escolta aparentemente lo distinguí por su ropa, también portaba una arma. El vidrio delantero estaba quebrado, el novio iba de copiloto y la muchacha en los asientos de atrás, en la parte del centro con los codos recostados en cada asiento- el del chofer y el de su novio- por eso en el impacto ella salió hacia adelante, quebrando el vidrio con su cabeza y sus hombros fracturados.

Fue una escena escalofriante en ese momento para todos. El chofer estaba inconsciente, el muchacho se recuperó rápido, pero se lamentaba de un dolor fuerte en la frente y sólo gritaba: ¡Amor, estas bien. Contestáme, amor!
Nosotros ayudamos al muchacho a ponerse de pie, otros estaban tratando de levantar al chofer, pero la muchacha no daba señales y desde el ángulo donde estaba, podía ver como quedaba colgada entre los asientos. Su novio le dio vuelta, la acostó en el asiento de atrás, no quiso que la tocáramos, porque estaba desesperado,  no quería vernos alrededor de ella. Estaba con los hombros fracturados y -posiblemente alguna costilla o quizás el omoplato, acostada la mano le llegaba casi a la tibia.

Mis amigas estaban llamando a una ambulancia, otras a la policía y otras a los canales, era un instante de locura. A los minutos llegó una ambulancia, se acercaba la gente aledaña al lugar del accidente. Mi primo decidió que siguiéramos y así fue. Todos íbamos pensando en la tragedia en el camino.

Llegamos a la disco, ubicándonos en el ambiente alegre y de fiesta la pasamos muy bien, nos divertimos, pero al menos yo, aunque baile y tomé mucho esa noche no dejé de pensar en ese accidente. Esa pareja también iba a su noche de promoción y que en el camino sufrieron ese trágico accidente que marco para siempre esa noche y el resto de sus días. Me quedé con la duda de que si ellos lograron sobrevivir, al menos la muchacha que fue la más afectada, si salió bien del hospital, de la operación… en fin no supimos nada de ellos después, ni en las noticias vimos ni oímos nada. Ese momento no es para borrarlo de la noche a la mañana.

3 minutos...

Cómo te digo que nací para ser feliz y exitoso...
Cómo te digo que tengo a las mejores personas conmigo...
Cómo es de increíble ver un amanecer y un anochecer ese mismo día ¿Sabes qué se siente?...
Cómo tengo miles de preguntas sin respuestas, sin contar las más absurdas y las más tontas...
Cómo te puedo decir lindas palabras, sino he leído los cien mejores libros de la historia del siglo XXI... Pero tengo mis trucos...
Cómo tengo certeza de confiar en algunas personas...
Y... como olvidar el miedo, pero no a la muerte, sino, a no lograr mis cumplidos, propósitos y metas...
Como sé que existen grandes personas con historias reveladoras...
Puedo acordarme con certeza el día en que exploré tus sentimientos y tu cara... un cutis de durazno...
3 minutos es un numero muy corto de tiempo para contar una muy buena historia, pero 3 minutos te sirven para dar la introducción...
Mañana espero cumplidos, espero a mi gente, a mis amigos y una familia que un día tendré
Pero jamás pensaré en cosas que nunca lograré hacer.

jueves, 13 de octubre de 2011

¡ESKIMO! ¡ESKIMO!

Mi reportaje sobre la vida de los Eskimeros en Managua.

Cuando aparece  el sol pinta el cielo con un brillo agradable. Un amanecer perfecto para ir de paseo al mar, descansar de un día libre o reunirse en familia para festejar un cumpleaños. La pasarían de lo mejor. En cambio, para los vendedores no existen vacaciones ni días feriados para descansar, en esa labor se trabaja a diario y fuerte para sacar ingresos. Ganancia es la palabra,  en la que piensan los Eskimeros al despertar e ir a traer su carrito lleno de paletas de helados, para caminar por algunos barrios o para darle pedal por toda Managua.

“No es fácil caminar con el sol que quema tu piel calle tras calle”, me dijo don Edgar Zamora Herrera. Su edad biológica la añora y asume que no parece de 50 años, originario de Ciudad Sandino, pero vive en su Managua adoptiva. 

Los eskimeros dedican su vida a éste tipo de trabajo por más de 8 horas diarias, con un receso mínimo para poder comer; porque lo que se requiere es ganar tiempo y dinero.  Adaptándose a los riesgos; tanto los que podrían afectar su salud y los que conllevan a transitar en las calles. No tienen otra opción, “hay una familia que necesita comer diario” y para don Edgar Zamora esta especie de empleo ayuda a subsistir con lo básico.

UN DÍA BIEN, UN DÍA PEOR, UN DÍA MEJOR

Recorrer  las calles para un eskimero es cansado y bien difícil. Sólo existen dos palabras en sus mentes cuando llegan por su “carrito”, suerte y fe. Sin embargo, los 13 años que lleva vendiendo eskimos don Edgar, le han dado la percepción de qué lugares y qué días son productivos para vender. “A mí me va bien todos los días, pero aún más los viernes, sábados, domingos y los días de fiestas como las hípicas”. No se trata de perder tiempo en conocer lugares, o detenerse a esperar, sino que, “saber los lugares de ventas fijas y los días productivos en que más se vende”.

Don Edgar comienza su día desde las 9 de la mañana hasta las cinco de la tarde que entrega su carrito de eskimos. “Salgo desde la mañana. Desde el barrio Andrés Castro, Montoya, Estadio Nacional, ya después de las 2 de la tarde, paso por Plaza Inter y termino en Plaza España”. Todo eso es un día productivo, lo importante es buscar cómo vender para hacer un día bueno. “Para mí un día bueno de ganancias es cuando vendo como 1000 córdobas, mi ganancia viene siendo 400 o 300 córdobas. Y en un día pésimo, me gano doscientos córdobas”

Lo que llama la atención del consumidor cuando está con ansias de un refrescante eskimo, es sin duda, el sonido de la campana. “La campana llama al público, al comprador. Esto hace que se acerquen los clientes y que vendamos, esto es una gran demanda que nos ayuda mucho”. Sin embargo, es una estrategia particular que todos conocen y hace tentar a muchas personas.

Para don Edgar Zamora a su edad está lleno de inspiración y ánimo. “Siempre le doy gracias a Dios por permitirme vender todos los días, llenarme de motivación para trabajar y salir adelante junto a mi familia”. Por su benevolencia, don Edgar ha comprendido que se puede lograr las cosas si la persona está con toda la disposición. “De todo el tiempo que he trabajado he conseguido logros. Mis dos hijas llegaron al bachillerato con este trabajo. Por vender eskimos conseguí comprar mi terreno que era lo que más necesitaba y todo esto que me ha pasado le doy gracias a Dios, porque, siempre está presente en mis ventas. Todo lo poco que tengo y he querido, lo he sacado por vender eskimos”.

IMPOSIBLES, NUNCA

Por su perspicacia de entender cómo estaba su familia,  de las situaciones económicas por las que estaba pasando, de la misma crisis que los agobiaba. Es la hora de trabajar, fue en lo único que pensó don Heriberto Sanarrusia López, con ahora 54 años y muchos logros alcanzados.

Desde muy temprano está en pie don Heriberto, para atender las cosas en su casa y en su familia, sólo son unas horas las que pasa a lado de sus hijos, luego, le toca ir  por su amigo, su compañero de todos los días. “Me voy a traer el carrito siempre pensando en el nombre de Dios y que vaya con suerte”. Su recorrido comienza desde las 11 de la mañana y culmina a las cinco de la tarde. “Mi trayecto comienza en el Hospital Bertha Calderón, Mercado Israel Lewites y termino en Bolonia por la tarde para ir a entregar”.

Mostrar una buena presentación y mucha amabilidad son las herramientas de don Heriberto. “En primer lugar tener una buena presentación, avisar el producto que uno lleva para ofrecerlo al cliente. En segundo lugar, ser amable y respetuoso con el consumidor, porque, de esa manera la gente te mira y se anima a comprar”.

La venta de todos los productos es de suma importancia. “Yo vendo diario gracias a Dios, y si no estoy vendiendo mucho, busco la forma para conseguirlo, porque mi familia me espera y tengo que velar por mis hijos”. Don Heriberto ha transformado las cosas que antes miraba imposibles, gracias a la perseverancia, a la motivación de cada día, y por eso, ha obtenido frutos y logros. “Mis hijos van a clases, tengo mi familia, mi casa y todo por el esfuerzo en vender paletas de eskimos”.

 PARA UNA MUJER: VENDER ESKIMOS ES UN SACRIFICIO

Los eskimeros que rodeaban el parque ya habían conversado conmigo. Dejaron de sonar las campanas, se sentaron a descansar y a tomar un poco de agua. En eso se escuchó una campana a lo lejos. Era una mujer, empujaba con últimas ganas el carrito de eskimos, morena, con una camisola negra y un trapo en los hombros. Su piel la tenía quemada de tanto sol que recibe a diario. Sacó una botella de agua que lleva dentro de su carrito y bebía desesperada, se secó el sudor y con una amable sonrisa me atendió.


Con dos hijos, una niña de ocho años que cursa el 4to. grado y un varón de 17 años que estudia por la mañana en un colegio público, quien trabaja por la tarde para ayudar a doña Jahoska Marlene Álvarez Pérez, que lleva 12 años vendiendo eskimos. “Me sentía con la necesidad, tenía que trabajar para ayudar a mi familia, para sacarla adelante como madre soltera”.


Doña Jahoska Álvarez le da gracias a Dios que sus hijos la ayudan, aunque no sea mucho. “Mis hijos me apoyan, y esos ingresos es para la comida”. Como madre soltera doña Jahoska es responsable, y el tiempo que lleva vendiendo eskimos ha logrado su casa y estudios a sus hijos. “Aunque para una mujer este trabajo es cansado y difícil. Pero he logrado mis metas, mi techo en donde vivo y la educación de mis dos hijos”.
Todo el tiempo que ha trabajado doña Jahoska dice que, Dios la ha ayudado a salir adelante. 

“A mis 40 años ando en las calles vendiendo, saco mis ganancias. Tengo energías para caminar con este carrito diario”. La persistencia ha sido la clave elemental para doña Jahoska Álvarez, a pesar de los problemas a los que se enfrenta diario. Pero por su característica de persona motivadora y luchadora ha obtenido de un trabajo duro y costoso, grandes frutos a cómo lo fue sacar a sus hijos adelante en la escuela y haber comprado una casa propia donde vivir con seguridad.


Los eskimeros consideran que todo se puede realizar si hay una motivación por delante. La perseverancia, es otra clave muy importante para este oficio, porque, las ganancias son a pasos lentos a como lo son las metas; pero después de haber entregado continuidad al trabajo, las metas se van logrando poco a poco y la satisfacción se va sintiendo a medida que se va obteniendo. Los eskimeros son personas que cuando expanden sus límites, expanden su vida.



martes, 11 de octubre de 2011

Hasta que Juan Luis Guerra cantó aquella canción

Por ahí encontré éste escrito de un español que lleva de alma y corazón a Nicaragua en su mente y la aprecia demasiado.

F. J. SANCHO MÁS 


La mujer lloró. Yo lo recuerdo así, aunque mi recuerdo no prueba que ocurriese así. A veces, la memoria es una forma de ficción que nos traiciona.  Lo cierto es que de otros detalles puede que no tenga nociones muy precisas, pero aquella mujer…, como suele decirse, “de que lloró, lloró”.

Ella era una joven profesora (no tendría más de cuarenta años), experta en Literatura Comparada. Venía de una prestigiosa universidad a impartir un curso al que nos habíamos apuntado para rellenar un poco de currículum después de terminar la carrera. Para mi decepción, resultó que traía toda la conferencia escrita. Se puso unas gruesas lentas de pasta y comenzó a leer con voz más triste que monótona a la hora del calor, más sofocante aún dentro de aquella aula en la que se respiraba una humedad condensada.

Hizo un repaso por los motivos literarios de las últimas décadas en América Latina. A los diez minutos, yo le había perdido el hilo y me puse a pintar, en la carpeta del curso, perfiles de los rostros que veía. Poco a poco, las cabezas de muchos de los presentes se fueron inclinando por el peso del sopor y del sueño (¿Lo ven? Esto último que dije quizá sea parte de la memoria ficticia). Pero ahora viene aquello que recuerdo perfectamente.

Al acercarse la disertación a los temas de la época en la que estábamos, principios o mediados de los años noventa, la gente se fue despertando porque la profesora comenzó a hablar de sexo. O sea, de sexo en la Literatura y de las metáforas. Decía que había muy pocos textos sobre sexo que mereciesen la pena. Era difícil, según ella, no caer en lugares comunes ni en palabras mil veces dichas; era difícil no caer en la grosería o la vulgaridad, o en lo demasiado puritano o cursi… Se detuvo y concluyó: “hasta que Juan Luis Guerra cantó aquella canción en la que nos convirtió en pez para bordar de corales…” En ese instante, la profesora despegó la vista del papel y buscó una ventana con la desesperación de los miopes que buscan a alguien en la multitud. 

Parecía que iba a decir algo más, pero luego no, sólo se quedó mirando la ventana, a través de la cual no se veía nada porque a esas horas el sol se estrellaba contra ella y cegaba el exterior. Entonces, se puso a llorar, no como si estuviera escuchando la canción, sino como si se contemplase bailándola con alguien, y como si ese recuerdo fuera un dolor insoportable, que no podía reprimir ante los alumnos que se habían despertado.

Todos nos quedamos en un silencio tenso, esperando que la mujer volviese al tema,  pero tremendamente atraídos por aquella profesora que, tras hablar de literatura, amor, sexo y canciones, se había puesto a llorar como si estuviese sola.  

Jamás imaginé que una canción, Burbujas de amor,  pudiese herir la sensibilidad de  alguien tan profundamente. A mí me parecía muy cursi. Pero aquella profesora la había elevado al rango de gran literatura, probablemente porque a ella le había llegado al alma. La ventaja de la música sobre las demás artes es que si una letra escasa se combina con la melodía llega antes a la médula. Y si encima es letra y música que se baila, la obra está completa. Nada, ni la mejor de las novelas, ni el más hermoso de los cuadros, ni la película más emotiva puede definir y revivir el amor como una canción.

Lo que ocurre es que, según en qué contexto, se nos está permitido o no ciertas confesiones sobre nuestros gustos musicales. Por ejemplo, muy pocos de nosotros nos atreveríamos a decir que nos emociona una balada de Chayanne o que nos pone las pilas un tema de Lady Gaga. Hay gente que compagina las grabaciones del maestro Cardenal de la radio Güegüense con los éxitos de la 95.5 “Aamorrrrrr”…; o que disfruta igual una bachata que una canción de Los Beatles.  Y otro ejemplo: cuando yo iba a pie a la universidad por un camino muy largo, lo único que me aliviaba era un walkman y las cintas de casete que, por esos años, estaban a punto de desaparecer. Solía grabar de la radio las canciones que más me gustaban. Mi walkman era una locura: desde el rock sinfónico de Pink Floyd hasta un poema musicalizado de Josecito Cuadra: “Pajarita de la paz”. Todas esas canciones eran compañeras de camino, sin las que seguramente habría faltado más a clase.

Nadie le pide a la música un concepto filosófico o un hallazgo metafísico. Simplemente,  uno espera que le emocione, que le haga recordar un segundo, una tarde, un año, una vida, o a la persona con quien bailó. Uno espera que la música haga cosquillas por dentro, que convierta una tarde soporífera en un recuerdo del amor, o que convierta algo doloroso en una forma de perdón. A veces, es mejor guardar ciertos recuerdos en el envase de una canción para que sólo vuelvan con ella, como si fuera la primera vez que la escuchamos, y la primera vez que lo vivimos. Quién sabe cómo y cuándo aquella mujer quiso ser un pez, y fue un pez. 


Emoción y tragedia


Todos estábamos emocionado de estar en la ceremonia de nuestra promoción. Ya el sueño se había vuelto realidad, al fin salimos de secundaria a buscar nuestra vacación en la universidad.
Una vez que terminó el espectáculo; la entrega de diplomas y las decenas de fotos que nos tomamos como grupo. Nos preparábamos para la fiesta en la noche. 

Desde luego no fuimos todos, únicamente el grupo que nos manteníamos juntos en el aula de clases –éramos como 7, cuatro mujeres y 3 varones- y que pensábamos pasarla bien. Todos listos y preparados para ir a la discoteca. Mi primo nos llevó en una camioneta de una cabina, yo iba adelante con dos amigas, el resto atrás y otros que se animaron iban de tras de nosotros en un taxi.

En carretera abierta íbamos a velocidad media. En eso aventajó una camioneta 4x4, grande como de unos ocho pasajeros, al parecer viajaba contra el tiempo. Luego de pasarnos, escuché a mi primo gritar desesperadamente – uy, uy, uy- de inmediato lo volví a ver –iba enviando un mensaje por celular- y luego las muchachas gritaban como que si estuvieran quemando.
En ese momento los segundos se hicieron horas o era parte de la mente y la tensión del instante que pasó todo lento. La camioneta perdió el control. Frenó que hasta quemó las llantas y se sintió el olor a neumático. Giró el timón a su izquierda, subiendo la llanta al bulevar, de inmediato lo giró a su derecha, perdiendo el control y acelerando más. Cruzó una acera alta, haciendo vibrar y elevar un poco la camioneta, al instante, estrellándose en un muro de estructura de hierro.

Primera vez en mi vida que había presenciado y seguido un choque tan de cerca. Nos estacionamos un poco adelante, y nos bajamos todos para auxiliar a los que iban a bordo. Se trataba de una pareja-novio y novia- y su chofer o escolta aparentemente lo distinguí por su ropa, también portaba una arma. El vidrio delantero estaba quebrado, el novio iba de copiloto y la muchacha en los asientos de atrás, en la parte del centro con los codos recostados en cada asiento- el del chofer y el de su novio- por eso en el impacto ella salió hacia adelante, quebrando el vidrio con su cabeza y sus hombros fracturados.

Fue una escena escalofriante en ese momento para todos. El chofer estaba inconsciente, el muchacho se recuperó rápido, pero se lamentaba de un dolor fuerte en la frente y sólo gritaba: ¡Amor, estas bien. Contestáme, amor!

Nosotros ayudamos al muchacho a ponerse de pie, otros estaban tratando de levantar al chofer, pero la muchacha no daba señales y desde el ángulo donde estaba, podía ver como quedaba colgada entre los asientos. Su novio le dio vuelta, la acostó en el asiento de atrás, no quiso que la tocáramos, porque estaba desesperado,  no quería vernos alrededor de ella. Estaba con los hombros fracturados y -posiblemente alguna costilla o quizás el omoplato, acostada la mano le llegaba casi a la tibia.

Mis amigas estaban llamando a una ambulancia, otras a la policía y otras a los canales, era un instante de locura. A los minutos llegó una ambulancia, se acercaba la gente aledaña al lugar del accidente. Mi primo decidió que siguiéramos y así fue. Todos íbamos pensando en la tragedia en el camino. 

Llegamos a la disco, ubicándonos en el ambiente alegre y de fiesta la pasamos muy bien, nos divertimos, pero al menos yo, aunque baile y tomé mucho esa noche no dejé de pensar en ese accidente. Esa pareja también iba a su noche de promoción y que en el camino sufrieron ese trágico accidente que marco para siempre esa noche y el resto de sus días. Me quedé con la duda de que si ellos lograron sobrevivir, al menos la muchacha que fue la más afectada, si salió bien del hospital, de la operación… en fin no supimos nada de ellos después, ni en las noticias vimos ni oímos nada. Ese momento no es para borrarlo de la noche a la mañana.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Un buen día de televisión


Después de una semana muy agitada llega por fin viernes, a pocos días de terminar mi cuatrimestre. Todos los estudiantes apurados a entregar sus últimos trabajos acumulativos a medida. Yo, me encuentro en eso claro, pero el sábado me gusta dormir y pasarla bien.

El día en que desayuno completo, mi plato de buena comida y un buen vaso de fresco natural. En comparación a los días de semana,  no lo disfruto al máximo por lo el mismo contratiempo de todas las mañanas.

Ya había decidido que, después de mi almuerzo y haberme bañado, iba a dedicar parte del día a ver televisión. Arreglaba mi cama, quitaba y cambiaba de lugar varias cosas para poder estar bien cómoda. Ya una vez acostada, encendí el televisor e iba cambiando los canales muy pausado de manera que, pudiera encontrar algo bueno o una buena película que ver.

No muy largo, me encontré en Discovery Channel, un programa que se trataba sobre cómo trabaja la mente al realizar objetivos y trabajos propuestos a realizar. Me interesó, podía ser algo curioso de saber cómo trabaja nuestro cerebro. Son personas que saben cómo reacciona su cerebro a cada momento o cuando pensamos en algo de repente. Se llaman Hipnosterapeutas.
Me quedé por un momento sensitivo, con la mirada fija a la pantalla por lo que se estaba presentando. A un joven la sentaron en una silla especial, lo sujetaron a unas cuerdas fuertes para que no se pudiera mover con un casco especial de metal alrededor y arriba transparente para que el rayo de color  verde cayera justo en el cerebro y rápidamente se iba a proyectar la imagen de cómo trabajaba el cerebro en la pantalla. Así de eficaz fue, la decían que pensara en alguna meta, algún propósito que tenía en mente y que lo quería cumplir pronto. Cerró los ojos, se proyectó el laser verde e inmediatamente se podía observar en la pantalla la función que realizaba la materia gris.

Me sometí a creer lo que miraba, era increíble saber de qué forma reacciona el cerebro al pensar algo, al proponerse algo. También podían averiguar con sólo ver colores, la forma en que está ubicada el cerebro y el tamaño que tiene, podían predecir sin haberte visto jamás en la vida, cómo eres personalmente,  ante una situación de enojo y saber cuál es tu  mayor atracción profesionalmente.
No sé cuánto duró el programa, pero estuvo muy bien saber todas esas cosas curiosas de nuestro cuerpo. Terminó, claro que lo disfruté, lástima que lo encontré empezado. Pero seguí pasando canales ya tenía ganas de comer algo o de beberme un café.

Estaba aproximándome a los canales que presentan películas, siempre se encuentra  algo bueno que ya no está en el cine, pero como a toda persona le pasa, nunca te aburre ver una película que te haya gustado por supuesto, más de dos veces.
Toqué el botón de siguiente en mi control remoto del televisor, ahí lo dejé, se trataba de una buena película de acción, estaba de suerte, estaba comenzando. Me dirigí a la cocina rápido, sólo por un vaso de fresco y una repostería que me había dejado mi papá mientras estaba viendo el programa anterior, que sólo le grité que iría por ella más tarde.

Ya bien acomodado nuevamente, pero esta vez sentado y con los pies cruzados tomaba mi refresco y estaba esperando a que comenzara la película. Se trataba de un largo metraje que no aburre más bien, te da ansias de saber, ansias de poder encontrar más información de la brindada en la película. Es una de las mejores películas que he visto.
Ya había terminado de comer, puse el vaso en una mesa que tengo cerca de mi cama, ya había pasado la presentación de la película, había comenzado. Apagué la luz, encendí el abanico y estaba atento, muy cerca a la pantalla del televisor.

Es una película que te traslada a un mundo donde te llenas de preguntas, te llenas de ansias, te llenas de imaginación conforme va avanzando. No quería ruido, nada de bulla que me impidiera escuchar, porque era doblada al español, y los gritos de mis sobrinos que andaban corriendo imposibilitaban que escuchara con nitidez.
Así que me acerque aún más y le subí el volumen, le subía más al volumen que llegué al cien, es decir le subí totalmente. La primera vez que vi ésta película corrí al diccionario a buscar esa palabra, que lleva por nombre, Presagio.

Esa vez que estaba buscando la palabra, mi papá me preguntó qué era lo que trataba de encontrar, qué palabra y dije, presagio. Con un breve suspiro me dijo con una perspicacia natal, que se trataba de un fenómeno para adivinar el futuro. Desde ese momento dije que iba a hacer interesante conocer la película. Ahora sé cómo es, pero como siempre es bueno ver una película dos veces, porque encuentras algún detalle que se te pasó por alto la vez anterior que la vistes.

Casi sin parpadear por un buen rato, más o menos calculo, me quedé expectante por varios minutos, puedo asegurar que en las partes buenas del largo metraje. Ya me dolía la espalda, necesitaba recostarme en la cama, y lo hice. La película rodaba en que una niña, escribió fechas de catástrofes que iban a ocurrir, la niña las escribió en una actividad que hizo su maestra,  les dijo a sus alumnos que graficaran de cómo se imaginaban el futuro, que lo representaran en un dibujo, todos con sus dibujos ocurrentes, pero ella llenó la paginas de números. Esa hoja de papel, la introdujeron en un sobre con el nombre del alumno y dentro de cincuenta años lo iban a sacar de una capsula del tiempo-así la llamaron- que iba a estar bajo tierra, en las afueras del pabellón patriótico del colegio.

Lo interesante de la película es que, cada número era un día, un mes, un año y la cantidad de personas que iban a morir. Hubo un momento que recuerdo que no le entendí anteriormente que la había visto, pero fue imposible casualmente. Pasaron por mi casa un grupo de estudiantes con una enorme banda de guerra como de 50 alumnos, que fue lo que me impidió oír la escena evidentemente.

Desde luego me quedé enojado, pero ni modo la película avanzaba y tenía que estar atento. Los anuncios me molestaban, pero no podía impedirlo. No me moví en lo absoluto de mi posición, desde que me recosté hasta que terminó la película. Me moví fui a tomar agua, fui al baño y me volví a recostar a seguir pasando los canales para ver que más podía ver. Salteé varios y estaba mi programa de música favorito donde pasan buenos videos musicales. No fue mucho tiempo. Se estaba volviendo gris el cielo, corría un aire bastante fresco, no me dí cuenta cuando caí dormido. Me levanté estaba un canal de noticias, casualmente con mi programa preferido Cala en CNN y mientras cenaba lo miraba, era imposible no estar en la cama unos minutos, ese día fue sagrado para mí, porque disfrute de un día bueno de televisión.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Llorar a lágrima viva

LLorara a lágrima viva, llorar a chorros.
LLorar a gigestión, llorar el sueño, llorar antes las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo; abrir las camillas, las compuertas del llanto, empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos; salvar lo sanado de nuestros llantos.
Asistir a los cursos de antropología y talleres de redacción llorando, festejar los cumpleaños de familiares llorando.
Atravesar el África llorando, llorar como un cacullo, como un cocodrilo si es verdad que ellos lloran.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorar con los ojos, con la boca, con las rodillas, llorar de armonía
Llorar de haber visto un lindo día.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El Desayuno está en la mesa

Sucedió en un viejo pueblo chico. Un lugar con bonitas costumbres fundadas por descendientes de abuelos hasta el padre y madre de esa época; todo al margen de una cultura estricta en valores y virtudes, pasando por el respeto ante las personas mayores y niños.

Una villa donde todos se conocía, que si había velorio todos tenían que ir a dar el pésame como principio de respeto y solidaridad al prójimo dolido. Una característica muy amena de los habitantes. En el pueblo habían muchos niños, iban a  ver al “Abuelo” así conocido por todo el lugar; él les contaba, cómo debían portarse en toda su vida y claro que no faltaban sus buenas fabulas, cuentos y chistes para todos los niños que llagaban por la tarde después de su tareas diarias.

Y como todo pueblo no podía faltar su Iglesia en el centro y sus capillas, siempre adornada por un mini parque y arboles con bonitas coloridas hojas. Los curas siempre amables en todas las eucaristías. Había uno muy distinguido. Sólo confesaba y conversaba a mujeres; eso días de semana, porque, los domingos era una especial, su ama de casa.

Timbre

Toca el timbre en la puerta la ama de casa. En segundos él acude a la puerta y abre.
-           Dios nos bendiga es usted.
Así dijo el lujurioso padre Emmanuel al abrirle la puerta. Su ama de casa era linda persona, en fin, muy simpática y con una hermosa sonrisa pasó.
-          Así es, Padre.
Siempre con sus herramientas; un lava pisos en mano y un balde lleno de trapos es lo que siempre lleva para sus deberes.

Una vez la joven dentro de la casa, se ponía de inmediato a su quehacer de todos los domingos. Tenía un parecido con Mitzi Gaynor. Estaba limpiando una mancha en el piso a puras manos y con las piernas dobladas apoyadas con sus rodillas el padre la miraba de espalda mientras caminada hacia ella. Le preguntó con toda la sonrisa en la cara, en la tercer consulta lujuriosa.
-          ¿Usted reemplaza a la Sra. Dora?
-          Así es, padre. Contesta la joven medio agitada.
-          El lumbago la destruyó y es un hecho.
No tarda mucho en contestar la Srita. Lizzy
-          Pero se recuperará, si Dios quiere.
-          Si Dios quiere, claro. Con un suspiro sarcástico le recitó el cura.

Brevemente, se anima con una sonrisa el cura y se acercó un poco más de frente que, la joven podía ver su zapatilla izquierda nítida de brillo, justo por donde estaba tratando de quitar la mancha.
-          Pero dígame. ¿Ya estoy chocheando o no? Quiero algo especial?
Y entonces… ella sintió un movimiento bajo sus pantalones negros de sarga. Levantó de inmediato su cabeza; su cuerpo intacto, completamente paralizado.

Asombro
Sin otro estado que asombrada dijo la joven:
-          Por favor, padre ¿Cómo podría yo? Cuando he hecho lo posible sabiendo que sui pajarito, con lo saltarín y travieso que es, dado el menor aliento con  mucho gusto se metería en problemas.
Sin respirar se lo dijo al cura, señalando con el trapo en dirección a su miembro.
-          Bájate pajarito malo, he tratado de camuflarme y parecer una esclava de párroco.

Y por ningún motivo parecer una visión rociada de perfumada llamada Mitzi Gaynor; con un pelo rizado que puede hacer que las partes de cualquier hombre salten como resorte.

Ella se levantó de inmediato con gesto de tener las cosas bajo control. Le contesta al padre, un poco alterada:
-          Tengo el uniforme normal, padre. La bata de casa con el moño atrás, las medias cafés de color de té viejo, la redecilla que le dice a todos que deben quedarse en casa y usar sarga negra.

-          No quiero pepitos hoy. Échense chicos, váyanse queridos a decir sus rezos.
El padre asustado y que la pena le rodeaba en todo su rostro, la mujer respira se acercan a la cocina, el padre sigue impactado y se siente lentamente. Ella se dirige a la refrigeradora y pregunta:
-          ¿Quiere desayunar padre?
El padre asustado, perdido en muchas incognitas y desde luego, avergonzado por lo que dijo o trató de insinuar. A pesar de toda la reacción de la señorita lizzy, secamente contestó:
-          Claro que sí, tengo que comer algo.

Desayuno
Una vez con su desayuno el padre y la mujer friendo más tocino, no dejaba de mirarla. Sí, el pepito es descarriado y por más que uno le dice, simplemente no se queda agachado. Pero las batas de casas viejas y las medias de color té podrían haberlo doblegado sino fuera por esa mancha de grasa que saltó. La mujer se recogió la bata, mostrando la mayor parte de sus piernas la secó. El padre no se perdió de eso, ella giró y vio que la miraba, él con la comida en la boca, sacudió sus ojos y dijo:
-          Esto es poderoso
Pero para evadir lo que vio le dice con una sonrisa de niño tierno:
-          Iría a la cárcel por otra rebanada de tocino.
-          Entonces le freiré más, padre. Le dijo amablemente ella
La mujer se dirigió  a la refrigeradora y le sacó más tocino y lo puso a cocinar. Cuando se volvió a la refrigeradora a colocar lo que quedaba.
El padre deja de sonar la cuchara y le dice:
-          Ven acá ¿Oíste del maní en la confesión?
-          No padre, creo que no. Le contesta ella.
-          Le dice el cura al joven: ¿Echaste maní al rio? Dice el joven: no padre yo soy el maní.
No era un chiste de los buenos, pero ella se rió y se rió, es más, se puede decir que lloró de la risa.
Mientras secaba sus cuantas lágrimas con su propia ropa, se subió la falda y la bata. Impactada quedó, no se dio cuenta de lo que llego hacer por descuido:
-          Mejor aborto esta tarea padre, o puede explotar un clérigo y saturarnos de energía sexual.
El padre se acercó a verla así. Y se encontró en las faldas de él
Decía la joven:
-          ¡Ay! Padre ¿es otro chiste? Ya estaba en su cabaña, no tenía escapatoria.
-          Eso me dolió, padre.
-          Frank Sinatra no haría esto, padre. Ni tampoco Vic Damone.
Ya en un momento de calor la joven:
-          Ay, estoy mojada padre.
-          ¿Qué hace allá abajo, padre?
-          ¿Está jugando con el jabón líquido?
Pero pronto habría de darse cuenta que él no había estado jugando con jabón líquido allá abajo.