Atardecer en el norte del país. Estelí, Nicaragua

viernes, 16 de septiembre de 2011

Un buen día de televisión


Después de una semana muy agitada llega por fin viernes, a pocos días de terminar mi cuatrimestre. Todos los estudiantes apurados a entregar sus últimos trabajos acumulativos a medida. Yo, me encuentro en eso claro, pero el sábado me gusta dormir y pasarla bien.

El día en que desayuno completo, mi plato de buena comida y un buen vaso de fresco natural. En comparación a los días de semana,  no lo disfruto al máximo por lo el mismo contratiempo de todas las mañanas.

Ya había decidido que, después de mi almuerzo y haberme bañado, iba a dedicar parte del día a ver televisión. Arreglaba mi cama, quitaba y cambiaba de lugar varias cosas para poder estar bien cómoda. Ya una vez acostada, encendí el televisor e iba cambiando los canales muy pausado de manera que, pudiera encontrar algo bueno o una buena película que ver.

No muy largo, me encontré en Discovery Channel, un programa que se trataba sobre cómo trabaja la mente al realizar objetivos y trabajos propuestos a realizar. Me interesó, podía ser algo curioso de saber cómo trabaja nuestro cerebro. Son personas que saben cómo reacciona su cerebro a cada momento o cuando pensamos en algo de repente. Se llaman Hipnosterapeutas.
Me quedé por un momento sensitivo, con la mirada fija a la pantalla por lo que se estaba presentando. A un joven la sentaron en una silla especial, lo sujetaron a unas cuerdas fuertes para que no se pudiera mover con un casco especial de metal alrededor y arriba transparente para que el rayo de color  verde cayera justo en el cerebro y rápidamente se iba a proyectar la imagen de cómo trabajaba el cerebro en la pantalla. Así de eficaz fue, la decían que pensara en alguna meta, algún propósito que tenía en mente y que lo quería cumplir pronto. Cerró los ojos, se proyectó el laser verde e inmediatamente se podía observar en la pantalla la función que realizaba la materia gris.

Me sometí a creer lo que miraba, era increíble saber de qué forma reacciona el cerebro al pensar algo, al proponerse algo. También podían averiguar con sólo ver colores, la forma en que está ubicada el cerebro y el tamaño que tiene, podían predecir sin haberte visto jamás en la vida, cómo eres personalmente,  ante una situación de enojo y saber cuál es tu  mayor atracción profesionalmente.
No sé cuánto duró el programa, pero estuvo muy bien saber todas esas cosas curiosas de nuestro cuerpo. Terminó, claro que lo disfruté, lástima que lo encontré empezado. Pero seguí pasando canales ya tenía ganas de comer algo o de beberme un café.

Estaba aproximándome a los canales que presentan películas, siempre se encuentra  algo bueno que ya no está en el cine, pero como a toda persona le pasa, nunca te aburre ver una película que te haya gustado por supuesto, más de dos veces.
Toqué el botón de siguiente en mi control remoto del televisor, ahí lo dejé, se trataba de una buena película de acción, estaba de suerte, estaba comenzando. Me dirigí a la cocina rápido, sólo por un vaso de fresco y una repostería que me había dejado mi papá mientras estaba viendo el programa anterior, que sólo le grité que iría por ella más tarde.

Ya bien acomodado nuevamente, pero esta vez sentado y con los pies cruzados tomaba mi refresco y estaba esperando a que comenzara la película. Se trataba de un largo metraje que no aburre más bien, te da ansias de saber, ansias de poder encontrar más información de la brindada en la película. Es una de las mejores películas que he visto.
Ya había terminado de comer, puse el vaso en una mesa que tengo cerca de mi cama, ya había pasado la presentación de la película, había comenzado. Apagué la luz, encendí el abanico y estaba atento, muy cerca a la pantalla del televisor.

Es una película que te traslada a un mundo donde te llenas de preguntas, te llenas de ansias, te llenas de imaginación conforme va avanzando. No quería ruido, nada de bulla que me impidiera escuchar, porque era doblada al español, y los gritos de mis sobrinos que andaban corriendo imposibilitaban que escuchara con nitidez.
Así que me acerque aún más y le subí el volumen, le subía más al volumen que llegué al cien, es decir le subí totalmente. La primera vez que vi ésta película corrí al diccionario a buscar esa palabra, que lleva por nombre, Presagio.

Esa vez que estaba buscando la palabra, mi papá me preguntó qué era lo que trataba de encontrar, qué palabra y dije, presagio. Con un breve suspiro me dijo con una perspicacia natal, que se trataba de un fenómeno para adivinar el futuro. Desde ese momento dije que iba a hacer interesante conocer la película. Ahora sé cómo es, pero como siempre es bueno ver una película dos veces, porque encuentras algún detalle que se te pasó por alto la vez anterior que la vistes.

Casi sin parpadear por un buen rato, más o menos calculo, me quedé expectante por varios minutos, puedo asegurar que en las partes buenas del largo metraje. Ya me dolía la espalda, necesitaba recostarme en la cama, y lo hice. La película rodaba en que una niña, escribió fechas de catástrofes que iban a ocurrir, la niña las escribió en una actividad que hizo su maestra,  les dijo a sus alumnos que graficaran de cómo se imaginaban el futuro, que lo representaran en un dibujo, todos con sus dibujos ocurrentes, pero ella llenó la paginas de números. Esa hoja de papel, la introdujeron en un sobre con el nombre del alumno y dentro de cincuenta años lo iban a sacar de una capsula del tiempo-así la llamaron- que iba a estar bajo tierra, en las afueras del pabellón patriótico del colegio.

Lo interesante de la película es que, cada número era un día, un mes, un año y la cantidad de personas que iban a morir. Hubo un momento que recuerdo que no le entendí anteriormente que la había visto, pero fue imposible casualmente. Pasaron por mi casa un grupo de estudiantes con una enorme banda de guerra como de 50 alumnos, que fue lo que me impidió oír la escena evidentemente.

Desde luego me quedé enojado, pero ni modo la película avanzaba y tenía que estar atento. Los anuncios me molestaban, pero no podía impedirlo. No me moví en lo absoluto de mi posición, desde que me recosté hasta que terminó la película. Me moví fui a tomar agua, fui al baño y me volví a recostar a seguir pasando los canales para ver que más podía ver. Salteé varios y estaba mi programa de música favorito donde pasan buenos videos musicales. No fue mucho tiempo. Se estaba volviendo gris el cielo, corría un aire bastante fresco, no me dí cuenta cuando caí dormido. Me levanté estaba un canal de noticias, casualmente con mi programa preferido Cala en CNN y mientras cenaba lo miraba, era imposible no estar en la cama unos minutos, ese día fue sagrado para mí, porque disfrute de un día bueno de televisión.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Llorar a lágrima viva

LLorara a lágrima viva, llorar a chorros.
LLorar a gigestión, llorar el sueño, llorar antes las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo; abrir las camillas, las compuertas del llanto, empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos; salvar lo sanado de nuestros llantos.
Asistir a los cursos de antropología y talleres de redacción llorando, festejar los cumpleaños de familiares llorando.
Atravesar el África llorando, llorar como un cacullo, como un cocodrilo si es verdad que ellos lloran.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorar con los ojos, con la boca, con las rodillas, llorar de armonía
Llorar de haber visto un lindo día.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El Desayuno está en la mesa

Sucedió en un viejo pueblo chico. Un lugar con bonitas costumbres fundadas por descendientes de abuelos hasta el padre y madre de esa época; todo al margen de una cultura estricta en valores y virtudes, pasando por el respeto ante las personas mayores y niños.

Una villa donde todos se conocía, que si había velorio todos tenían que ir a dar el pésame como principio de respeto y solidaridad al prójimo dolido. Una característica muy amena de los habitantes. En el pueblo habían muchos niños, iban a  ver al “Abuelo” así conocido por todo el lugar; él les contaba, cómo debían portarse en toda su vida y claro que no faltaban sus buenas fabulas, cuentos y chistes para todos los niños que llagaban por la tarde después de su tareas diarias.

Y como todo pueblo no podía faltar su Iglesia en el centro y sus capillas, siempre adornada por un mini parque y arboles con bonitas coloridas hojas. Los curas siempre amables en todas las eucaristías. Había uno muy distinguido. Sólo confesaba y conversaba a mujeres; eso días de semana, porque, los domingos era una especial, su ama de casa.

Timbre

Toca el timbre en la puerta la ama de casa. En segundos él acude a la puerta y abre.
-           Dios nos bendiga es usted.
Así dijo el lujurioso padre Emmanuel al abrirle la puerta. Su ama de casa era linda persona, en fin, muy simpática y con una hermosa sonrisa pasó.
-          Así es, Padre.
Siempre con sus herramientas; un lava pisos en mano y un balde lleno de trapos es lo que siempre lleva para sus deberes.

Una vez la joven dentro de la casa, se ponía de inmediato a su quehacer de todos los domingos. Tenía un parecido con Mitzi Gaynor. Estaba limpiando una mancha en el piso a puras manos y con las piernas dobladas apoyadas con sus rodillas el padre la miraba de espalda mientras caminada hacia ella. Le preguntó con toda la sonrisa en la cara, en la tercer consulta lujuriosa.
-          ¿Usted reemplaza a la Sra. Dora?
-          Así es, padre. Contesta la joven medio agitada.
-          El lumbago la destruyó y es un hecho.
No tarda mucho en contestar la Srita. Lizzy
-          Pero se recuperará, si Dios quiere.
-          Si Dios quiere, claro. Con un suspiro sarcástico le recitó el cura.

Brevemente, se anima con una sonrisa el cura y se acercó un poco más de frente que, la joven podía ver su zapatilla izquierda nítida de brillo, justo por donde estaba tratando de quitar la mancha.
-          Pero dígame. ¿Ya estoy chocheando o no? Quiero algo especial?
Y entonces… ella sintió un movimiento bajo sus pantalones negros de sarga. Levantó de inmediato su cabeza; su cuerpo intacto, completamente paralizado.

Asombro
Sin otro estado que asombrada dijo la joven:
-          Por favor, padre ¿Cómo podría yo? Cuando he hecho lo posible sabiendo que sui pajarito, con lo saltarín y travieso que es, dado el menor aliento con  mucho gusto se metería en problemas.
Sin respirar se lo dijo al cura, señalando con el trapo en dirección a su miembro.
-          Bájate pajarito malo, he tratado de camuflarme y parecer una esclava de párroco.

Y por ningún motivo parecer una visión rociada de perfumada llamada Mitzi Gaynor; con un pelo rizado que puede hacer que las partes de cualquier hombre salten como resorte.

Ella se levantó de inmediato con gesto de tener las cosas bajo control. Le contesta al padre, un poco alterada:
-          Tengo el uniforme normal, padre. La bata de casa con el moño atrás, las medias cafés de color de té viejo, la redecilla que le dice a todos que deben quedarse en casa y usar sarga negra.

-          No quiero pepitos hoy. Échense chicos, váyanse queridos a decir sus rezos.
El padre asustado y que la pena le rodeaba en todo su rostro, la mujer respira se acercan a la cocina, el padre sigue impactado y se siente lentamente. Ella se dirige a la refrigeradora y pregunta:
-          ¿Quiere desayunar padre?
El padre asustado, perdido en muchas incognitas y desde luego, avergonzado por lo que dijo o trató de insinuar. A pesar de toda la reacción de la señorita lizzy, secamente contestó:
-          Claro que sí, tengo que comer algo.

Desayuno
Una vez con su desayuno el padre y la mujer friendo más tocino, no dejaba de mirarla. Sí, el pepito es descarriado y por más que uno le dice, simplemente no se queda agachado. Pero las batas de casas viejas y las medias de color té podrían haberlo doblegado sino fuera por esa mancha de grasa que saltó. La mujer se recogió la bata, mostrando la mayor parte de sus piernas la secó. El padre no se perdió de eso, ella giró y vio que la miraba, él con la comida en la boca, sacudió sus ojos y dijo:
-          Esto es poderoso
Pero para evadir lo que vio le dice con una sonrisa de niño tierno:
-          Iría a la cárcel por otra rebanada de tocino.
-          Entonces le freiré más, padre. Le dijo amablemente ella
La mujer se dirigió  a la refrigeradora y le sacó más tocino y lo puso a cocinar. Cuando se volvió a la refrigeradora a colocar lo que quedaba.
El padre deja de sonar la cuchara y le dice:
-          Ven acá ¿Oíste del maní en la confesión?
-          No padre, creo que no. Le contesta ella.
-          Le dice el cura al joven: ¿Echaste maní al rio? Dice el joven: no padre yo soy el maní.
No era un chiste de los buenos, pero ella se rió y se rió, es más, se puede decir que lloró de la risa.
Mientras secaba sus cuantas lágrimas con su propia ropa, se subió la falda y la bata. Impactada quedó, no se dio cuenta de lo que llego hacer por descuido:
-          Mejor aborto esta tarea padre, o puede explotar un clérigo y saturarnos de energía sexual.
El padre se acercó a verla así. Y se encontró en las faldas de él
Decía la joven:
-          ¡Ay! Padre ¿es otro chiste? Ya estaba en su cabaña, no tenía escapatoria.
-          Eso me dolió, padre.
-          Frank Sinatra no haría esto, padre. Ni tampoco Vic Damone.
Ya en un momento de calor la joven:
-          Ay, estoy mojada padre.
-          ¿Qué hace allá abajo, padre?
-          ¿Está jugando con el jabón líquido?
Pero pronto habría de darse cuenta que él no había estado jugando con jabón líquido allá abajo.